Un viejo Boletus Edulis escondido del mundo en un bosque remoto de Urraúl Alto. |
Una galanperna (Macrolepiota procera) adornada con las primeras nieves, en una campa próxima al collado de Larrería. |
Láminas de una illarraka (Clytocibe nebularis), en la ladera del Lapazarra. |
Un modesto níscalo (Lactarius deliciosus), al pie de un viejo pino, en las campas de Areta. |
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Tres hermosos Coprinus comatus, al borde de la pista que conduce al pequeño embalse de Koista, en el Irati. Esa una especie fácil de encontrar en muchos caminos de montaña. |
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Láminas de un champiñón enorme, cerca de la cima de la Garganta de Borau, en el Pirineo de Huesca. |
Cualquier sitio es bueno para asomarse al exterior. Hayedo junto a la cima del Ezpondarri. |
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Una cepa de Pleurotus ostreatus en un viejo tronco de haya del valle de Belabarce. |
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Una Amanita muscaria en la sierra de Illón. |
3 comentarios:
Bien, bien... se agradece que en esta pasarela hay todo tipo de tallas.
Qué seres. Parece que se están organizando en silencio para conquistar el mundo y algunos no nos vamos a enterar. Dadle a la navaja, dadle.
Cada vez que vengo a verte escucho las voces de mi pasado: todos esos nombres, esos paisajes... Me produce siempre una cierta nostalgia pero también me gusta. Un abrazo, J.
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