
Hay quien sostiene que "la montaña es una alegoría muy evidente y simplificada de la vida". Es difícil resumirlo mejor.
(El montañero de la imagen es G., que desciende del Errozate con una sonrisa parecida a la de aquel que vuelve un viernes a su casa después de haber coronado felizmente una semana de tormentas repentinas y pendientes pronunciadas).