Estas ovejas recién esquiladas que el domingo pastaban tranquilamente en la cima de Kakueta emprenderán a la vuelta del verano una ruta de 131 kilómetros para cambiar las cumbres y los rigores del Pirineo por el paisaje quebrado y cálido de las Bardenas. Eduardo González, un auténtico profesional de las cañadas, suele decir que se trata de una “rutina milenaria”. Hace siglos, los ascendientes más lejanos del rebaño que aparece en la fotografía ya cubrieron ese recorrido: ascendieron fatigosamente el puerto de Las Coronas, dejaron atrás el portillo de Ollate sin interrumpir el sueño de San Virila, acompañaron con sus esquilas el gregoriano pujante de Leyre y puede que hasta llamaran la atención del joven Francisco de Javier, que contaba los rebaños desde el castillo familiar mientras sus hermanos mayores luchaban contra las tropas del duque de Alba. En el siglo XVII entraban anualmente a las Bardenas unas 300.000 ovejas. Hoy todavía lo hacen cerca de 20.000.
sábado, 3 de mayo de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Impresionante lugar. Ese Vidángoz de la foto parece una Navarra Suiza. Sólo falta G.U. y A.A con sus maletines repletos de billetes de Syemens.
El sarrio.
Publicar un comentario