En Punta Vernera, una casa sencilla y oxidada emerge entre las nieblas del Pirineo oscense. En el Olotoki, en la sierra de Areta, un cilindro rojo anuncia la llegada a la cumbre, apenas un claro entre los hayedos que trepan por la ladera. En el Mortxe, el buzón está arropado por un pañuelo que se agita con los vientos procedentes del Sarbil.
1 comentario:
Las postales ya las tenemos, ahora sólo falta escoger el buzón donde echarlas. Gracias.
Publicar un comentario