Un caserío oxidado guarda las tarjetas de los montañeros en la cima del Legate, en el Baztán. El buzón del Lákora también está inspirado en la arquitectura rural. En el Irumugarrieta, un reluciente cilindro metálico sustituyó a la vieja Amanita muscaria. Y en la cima de Lapaquiza, una casita con tejado rojo a dos aguas se asoma a la vez al valle de Linza y al Rincón de Belagua.
lunes, 30 de agosto de 2010
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