A veces la niebla es un estímulo: es preciso afrontarla —y padecer las dudas y el frío y las tensiones— para saborear después el brillo de las cumbres y los lazos de la cordada.
(En la foto, tomada en la cima del Lákora, las nubes arremeten como un mar embravecido contra la muralla pirenaica. La niebla de la ascensión era ya sólo un recuerdo).
2 comentarios:
Enorme post doble. Cara y cruz. Sufrimiento/gozo. Zorionak.
sencillamente GENIALES tus reflexiones sobre la niebla, ese elemento tan mágico que a veces nos hace sufrir y otras gozar como bien dices, pero que para mi es siempre estimulante.un saludo.
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