Termina el verano, empieza el curso, se abre la época de las grandes cumbres, siempre cargadas de retos e incertidumbres. Las únicas certezas son ahora las del pasado. Desde un pequeño collado próximo al ibón de Acherito, H. contempla en la foto la silueta altiva y escarpada del Petrechema. Unas horas había coronado la cima, azotada por el viento y medio envuelta en la niebla. El curso estaba entonces en pleno apogeo.
viernes, 11 de septiembre de 2009
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3 comentarios:
Eres un poeta. Francamente, la espera siempre merece la pena en este blog. Y aunque en ocasiones las entradas, los textos, sepan a poco por su escasa longitud, entiendo que es mejor administrar la calidad así. A cuentagotas. Un abrazo.
Maestro, creo que ahora puedo seguirte, aunque sea muy por detrás.
Esta semana nos tomamos un café sin falta en la mítica cumbre del Faustino.
Abrazo
Iván
Algunos ya te empezábamos a echar en falta...
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