domingo, 30 de noviembre de 2008

Mapas para llegar a la vida



El arquitecto Charles Balanda no tenía ni idea de la naturaleza: “Sotos, oquedales, landas, praderas, pastizales, oteros, bosquecillos, linderos, enramadas… Conocía las palabras pero no habría sabido bien dónde situarlas en una relación topográfica… Nunca había construido nada lejos de las ciudades y no recordaba ningún libro que pudiera consultar”. Cuando encontró a Kate y a los niños en la granja acogedora y silvestre de Les Marzeray, descubrió a la vez la naturaleza y su propia vida. O quizá sería más preciso decir que descubrió la manera tan estúpida y tan convencional en que estaba desperdiciando su vida. Hay que leer El Consuelo, la última novela de Anna Gavalda, para hacerse cargo de la novedad y del alcance de su hallazgo. H y J conocen bien la naturaleza y la vida. Cuando aquel día de verano se detuvieron en la ladera del Lákora para consultar el mapa sólo buscaban nuevos caminos para llegar a la felicidad que ya habían disfrutado antes en tantas cimas.

1 comentario:

Lamia dijo...

Leí otro libro de Anna Gavalda hace tiempo y me encantó. Tengo que hacerme con éste.