sábado, 8 de enero de 2011

Y más buzones



La casita que adorna la cima del Aspe se ajusta al diseño habitual de los buzones de montaña. Urbicáin no es una cumbre sino un pueblo abandonado del valle de Izagaondoa. El buzón que aún se puede descubrir entre las ruinas es la prueba de que las casas vacías y silenciosas del presente se alegraron en otro tiempo con postales de lugares lejanos y pintorescos. El buzón del Mendizar también está arruinado: es ya sólo un recipiente oxidado y semioculto por varias piedras. El Mendurro es un monte tan modesto que no tiene buzón: sólo un letrero de madera que indica el nombre y la altitud: 916 metros.

1 comentario:

Sergio dijo...

Y el oficio perdido de cartero de montaña.