G en el collado que separa Yoar y Laplana, las dos cimas más conocidas de la sierra de Codés: un magnífico lugar para dar la bienvenida al 2010, niebla incluida.
Jajaja, afortunadamente sigo en el mismo trabajo, y sigo viajando, además bastante, sólo que ahora tengo menos ganas de escribir. Estoy pensando en un nuevo blog, de rutas de montaña andando y en bicicleta, es lo que más hago últimamente, pero no será tan exquisito como éste. Saludos y buen año.
Se habla siempre del ideal como de una meta a la que se tiende sin alcanzarla jamás. Para cada uno de nosotros, el Annapurna representa un ideal hecho realidad. Para nosotros, la montaña siempre ha sido un campo de acción natural, donde, en la frontera entre la vida y la muerte, encontrábamos esa libertad que andábamos buscando a tientas y que necesitábamos como el pan. Las montañas nos han obsequiado con su belleza, y nosotros las hemos amado con la ingenuidad propia de un niño, las hemos reverenciado con el respeto que un monje siente por lo divino. Ese Annapurna, al que nos habíamos dirigido con las manos vacías, es un tesoro del que habremos de vivir durante el resto de nuestros días. Conscientes de esto, volvemos una página de nuestra existencia: una nueva vida comienza. En la vida de los hombres hay otros Annapurnas.
(Maurice Herzog, inmóvil en una camilla, poco después de haber conquistado el primer ochomil)
2 comentarios:
Jajaja, afortunadamente sigo en el mismo trabajo, y sigo viajando, además bastante, sólo que ahora tengo menos ganas de escribir. Estoy pensando en un nuevo blog, de rutas de montaña andando y en bicicleta, es lo que más hago últimamente, pero no será tan exquisito como éste. Saludos y buen año.
Al igual que G, quizá en este nuevo año nos tendremos que poner todos la capa de super-héroes. Suerte y buen año.
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