Lo importante de los belenes no es tanto ponerlos o admirarlos como encontrar en ellos el sitio que nos corresponde. En la imagen, F y J parecen buscar el suyo desde la cima del Mendaur: la estampa que ofrecen no debe de ser muy distinta de la que compusieron hace dos mil años aquellos pastores que vigilaban por turno sus rebaños y fueron sobresaltados con un anuncio insospechado. Es cierto que tuvieron alguna ventaja, y que el ángel les proporcionó las indicaciones necesarias para llegar hasta el Niño envuelto en pañales y recostado en un pesebre, pero los caminos que recorrieron aquella noche jubilosa siguen aún abiertos: los podemos descubrir en el paisaje de todos los días si sabemos avanzar por él con la mirada confiada y limpia de los pastores. Entonces también formaremos parte del belén, aunque no lo sepamos: como los pastores.
jueves, 24 de diciembre de 2009
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2 comentarios:
El Mendaur es una cumbre que adoro y añoro.
Yo también, de alguna manera, me uno a esos votos, y particularmente quiero darle gran valor al tan despreciado y maltrecho valor de la inocencia. Un abrazo y feliz Navidad.
La última vez que estuve en el monte de 'mi pueblo' fue contigo... no he vuelto a tener fuerzas para subir; tendrás que volver a acompañarme.
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