Las autovías y variantes han deshumanizado los viajes en coche: ya no hay curvas inesperadas, ni travesías risueñas, ni comercios improbables, ni mercadillos sorpresivos con puestos de alpargatas o pimientos, ni carteles civilizadamente incorrectos, ni miradas o voces que añadan al viaje la compañía aunque sea efímera de otras personas: ya no hay vida en el paisaje que avanza fugazmente al otro lado del parabrisas. Se agradece por tanto que la nueva carretera que rodea la Foz de Arbayún haya rescatado las ruinas de Iso, el pueblo abandonado que da nombre al puerto. Mientras haya ruinas, hay esperanza. Quizá algún día hasta vuelva a salir humo de la chimenea vieja y señorial que ahora saluda a los conductores.
sábado, 25 de octubre de 2008
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4 comentarios:
Descubrí hace poco esa variante del puerto de Iso y se me cayó el alma a los pies. A quienes recorran esa carretera a menudo les vendrá muy bien ahorrarse aquellas pocas curvas de herradura, pero como siempre: ¿dónde está el límite? ¿Habrá que trazar un viaducto enorme desde Zubiri hasta Roncesvalles para evitar los puertecillos y las curvas?
Qué cielo tan hermoso... Cómo añoro mi tierra...
Lo de las zaborras... ¿y no será zahorras que es un material de cantera? Es que hay quien lo confunde.
Salvador, zaborra y zahorra tienen el mismo origen. También hubo alguien que mencionó zahorra cuando andábamos investigando las precisas características de la zaborra:
http://anderiza.blogspot.com/2008/10/la-zaborra-precisa.html
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